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Friday, May 9, 2014

Sutura con nanopartículas



Cuando una herida sangra, a veces, es necesario suturarla: es decir cerrar con un hilito delgado la herida para bloquear el sangrado, bloquear la entrada a todas las posibles infecciones del exterior (que la piel ya no puede parar naturalmente) y a veces para reparar un tejido que quedará mal si no se cierra estéticamente. En cirugía, cuando un médico abre una parte del cuerpo para acceder al interior del cuerpo, pues no puede dejar que el cuerpo sólo cierre apertura. La sutura puede incluso servir para reparar órganos abiertos por una razón traumatizante. Aunque el proceso de sutura sirva para reparar, la cicatriz que deja una sutura es casi siempre visible, incluso mucho tiempo después. Su calidad, o “grado de belleza” unas semanas después depende casi exclusivamente de la destreza del médico o cirujano que ejecuta los puntos que cierran la herida, aunque cada paciente tiene también su propia capacidad de cicatrización intrínseca. Los materiales que se usan para cerrar juegan un gran papel también. Hoy presentamos un avance reciente que podría revolucionar la forma de suturar (y su calidad) y, de nuevo, proviene de la nanotecnología.


Como lo hemos mencionado en la introducción, suturar es un arte. Como anécdota personal, tuve una herida muy abierta y profunda en el labio superior algún día y el médico (que es mi papá) no me pudo inyectar anestésico ya que bajo la acción de ese fármaco los tejidos se hinchan tantito, suficiente para no ver bien dónde se ponen los puntos con precisión y entonces no se puede lograr una bonita cicatriz, que siempre se busca que sea lo menos visible posible. Imagínense como se siente 15 puntos en esa zona del rostro… ¡Fue más doloroso que el accidente que causó la herida! Los materiales utilizados para las suturas (hilos de diferentes materiales y grapas) que cierran una herida tienen que escogerse bien también para formar una cicatriz de manera controlada y de buena calidad. Se puede ver que para cada tipo de tejido existe un material adecuado y una técnica de sutura correspondiente. Se pueden usar plásticos, seda, etc. Algunos materiales se absorben en el cuerpo y no hay que retirarlo. En algunos casos particulares, sobre todo en los tejidos blandos, esos materiales (y las técnicas) comunes no permiten buenas cicatrices e incluso pueden dañar lo que se busca reparar. Creo que es difícil imaginarse cerrar una herida en un pulmón o el hígado por ejemplo. En este caso, se puede utilizar algo parecido al Durex® o a cualquier venda adhesiva que permita unir las dos partes separadas y que dejan el tejido abierto. Pero ¿qué le pasa al adhesivo en un medio acuoso? Y ¿cómo reacciona la piel (o cualquier otro tejido, como la mucosa) cuando está en contacto con algún pegamento? Estos problemas se pueden solucionar pero son agresivos para el tejido, incluso pueden ser peores que una grapa  o un hilo.


En Francia, dos investigadores pensaron en una nueva forma de cerrar heridas de manera suave, sin dolor, pero eficiente. Didier Letourneur y LudwikLeibler, de Paris, han intentado utilizar la nanotecnología para lograr esto: han podido hacer que dos partes de una herida se adhirieran una con la otra aplicando solamente una gotita de solución acuosa con nanopartículas en la herida y dejando actuar durante un minuto con una presión ligera (no mayor a la que aplicamos para evitar un sangrado cuando nos cortamos). Es bastante novedoso e impresionante porque algo tan sencillo parece funcionar. Ha funcionado en un modelo animal, de hecho. Los resultados son impactantes, y prometen mucho. Cuando se compara con otros materiales (y otras técnicas) usualmente utilizadas en el mundo médico como el Ethicon o el Dermabond, el método de las nanopartículas de sílice (SiO2NP) resulta ser mejor en muchos aspectos.

 

¿Cuál es el principio de funcionamiento?
También es sencillo… Las nanopartículas, por su tamaño muy reducido, penetran todos los tejidos de la herida y se unen fuertemente a ellos por interacción físico-química que vamos a llamar “de atracción”. Aunque una gota parezca un volumen pequeño a nuestra escala humana, es un océano para las nanopartículas, así que  hay una enorme cantidad de ellas en la gota. Eso permite que las fuerzas de atracción en cada parte de la herida se hagan grandes y que estas dos caras de la herida se atraigan. Para describirlo de manera visual, digamos que es un cierre (como los de pantalón o chamarra) que se levanta automáticamente gracias a las nanopartículas. Por su tamaño, al contrario de los otros materiales utilizados para sutura, las nanopartículas no impiden el proceso de cura de la herida y no causan inflamaciones que dejan cicatrices para toda la vida. Incluso, los autores del trabajo reportan que la técnica funciona como maravilla para parar sangrado y para reparar heridas profundas y en tejidos blandos (demostraron haber cerrado una herida en hígado con este método). También, y no es cualquier logro, los científicos inventores de este técnica han podido pegar un parche biodegradable a un corazón de rata latiendo (!), abriendo la puerta a un mundo de aplicaciones en farmacología e ingeniería de tejidos; pues ya se van a poder hacer interfaces entre plásticos o tejidos externos y tejidos vivos o internos.

Artículo científico: "Organ Repair, Hemostasis, and In Vivo Bonding of Medical Devices by Aqueous Solutions of Nanoparticles." Angewandte Chemie International Edition

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