No, no estamos promocionando una nueva dieta carnívora ni una película de vampiros. Con este título estamos llamándoles la atención sobre un resultado bastante innovador y que genera un avance tremendo en la investigación sobre enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer por ejemplo. Efectivamente, en un estudio publicado estos días en la famosa revista Nature Medicine por el equipo del Dr. Tony Wyss-Coray de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (California, EEUU), parece posible revertir el proceso de envejecimiento de la memoria en ratones viejitos inyectándoles plasma sanguíneo de otros ratones más jóvenes.
Es frecuente que una o uno se pregunte cómo un(a) científico(a) ha tenido una idea genial. Con qué dosis de creatividad y de ingeniosidad deben trabajar los investigadores para lograr un avance, para innovar, para crear algo fuera de lo que ya se sabe. En el caso del trabajo reportado por los científicos de la Universidad de Stanford, la primera idea que tenían en mente era estudiar modificaciones a nivel molecular y biológico en el cerebro de ratones viejos cuando les inyectaban sangre de ratones mucho más jóvenes. Y esos estudios son complejos y tardados. Pero había un estudio sencillo, mucho más sencillo, que añadieron a su lista a la hora de hacer su batería de pruebas: un estudio sobre la memoria. “Eso hubiera podido hacerse hace décadas porque no se necesita conocer todo lo que aprendimos sobre el cerebro desde hace 20 años. Solamente hay que hacer un experimento para ver si el ratón tiene mejor memoria después de haberle inyectado sangre joven” dijo Wyss-Coray.
Para empezar, cómo inyectan sangre fresca sin alterarla de un ratón a otro? Hicieron una especie de unión de sistemas circulatorios entre ratones viejos y entre un ratón viejo y uno joven. Este proceso se llama generar ratones parabióticos y en este caso los dos organismos comparten un mismo flujo sanguíneo. No es la primera vez que se hace, ya que en el año 2010 el grupo de la investigadora del Joslin Diabetes Center y de la Universidad de Harvard Amy Wagers había publicado un estudio similar en la revista Nature en el cual mostraba que la sangre joven en organismos viejos paraba el envejecimiento de las células madre de nuestro cuerpo. Efectivamente la sangre joven mandaba señales que volvían a dar funcionalidad a este tipo de células, ya adultas en ratones viejos, responsables de regenerar todos los tipos de tejidos según su localización. En fin, se podía parar y hasta invertir el envejecimiento gracias a esta técnica. En el 2011, solamente un año después se demostró que existían también factores de señalización en la sangre que eran responsables también del envejecimiento del cerebro. Esas señales son naturales, mandadas por el mismo organismo (sin que nadie sepa por qué ni cómo) y nos hacen viejos. Pero la sangre joven no tiene esos factores, y al contrario tiene otros que rejuvenecen. Por supuesto, en ratones parabióticos el joven “ayuda” al anciano pero ya entendieron que la sangre del viejito hace envejecer al joven.
En el caso del estudio sobre la memoria de los ratones, encontraron que si un ratón joven está compartiendo sangre con uno más viejo, el mayor recupera sus funciones cerebrales perdidas de la memoria. Se enfocaron en lo que le pasaba al hipocampo que está en el cerebro. Esta glándula es la que usamos para ubicar algo que dejamos en algún lugar o para simplemente ubicarnos. Su geometría y tamaño pueden cambiar en función del uso que le damos (como se dice que la memoria se tiene que ejercer sino desaparece) y por supuesto la edad importa mucho. Y la gente que padece enfermedades degenerativas (una aceleración de la disfunción del cerebro) como Alzheimer, tienen esa glándula más afectada. En el estudio, han observado que el hipocampo de los ratones que tenían sangre joven presentaba grandes cambios debidos a esa nueva sangre con sus factores. Y podían aprender nuevas cosas, podían hacer nuevo uso de su memoria, como aprenderse un nuevo camino a la comida… esas cosas ya no las sabían hacer a su edad avanzada.
No se sabe todavía si esos descubrimientos pueden trasladarse a humanos. ¿Se imaginan los problemas éticas que representaría este tipo de estudio en humanos? Sin embargo, debido a los impresionantes resultados encontrados desde el 2010 en la trasfusión de sangre joven directamente de organismo joven a organismo viejo, se está pensando en cómo hacer eso posible en humanos para probar su efecto. La trasfusión ya existe entre humanos, pero los procesos que se llevan a cabo para poder hacerla quizás no permiten que pasen los factores de rejuvenecimiento. Está claro que la conexión debe ser sin intermediario. De ahí a que nos volvamos vampiros para ser eternos...
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