¿Se acuerdan que
hace pocas semanas hablamos de la diabetes y de sus consecuencias? Hemos dicho
que se está monitoreando el número de personas afectadas por esa enfermedad en
México y que ahora se realizan estudios con la gente sondeada para incorporar a
los que no se saben diabéticos en los análisis. En la Ciudad de México, se
puede realizar una prueba de detección de diabetes con una gotita de sangre
hasta en el metro. Esa prueba de medición del nivel de glucosa en la sangre es
muy sencilla y muy conocida. Sin embargo, no es la mejor manera de diagnosticar
esta enfermedad porque no siempre se puede ver así, sobre todo para detección
temprana, cuando los mecanismos normalmente elaborados por el cuerpo para la
regulación de la glucosa empiezan a fallar. En este caso particular, se
requiere de otros análisis más elaborados, y más caros.
Prueba convencional de glucosa... ¡AY!
Método de prueba portátil
Ahora, se están
desarrollando otros métodos de prueba, sean para detección temprana (más difícil
porque menos detectable) o para detección muy rápida y de muy bajo costo, sobre
todo para su uso en lugares remotos. Este último tipo de sensores portátiles,
llamado “point of care tests” en
inglés (traducido muy literalmente a “prueba en el punto de atención”) se puede
comparar a una prueba de embarazo que permite diagnosticar con mucha eficiencia
y baja probabilidad de error. Actualmente, en el mundo de los biosensores, es
un tema en desarrollo que concentra muchos esfuerzos; y por supuesto, no está
limitado al diagnóstico de diabetes: se puede utilizar para detectar bacterias,
virus, antígenos, etc. Otra especificación particular de esos nuevos módulos de
detección: cada vez que es posible, tiene que ser no invasivo, es decir que no
entre al cuerpo, que no lastime o hiera.
Tecnología posible gracias a la nanociencia
El Instituto
Fraunhofer de Alemania ha desarrollado una solución que permite evitar el dolor
del piquete que se acostumbra tener cuando se tome la muestra de sangre (aunque
la gotita sea pequeña, la aguja penetra la piel y duele). Para los que tienen
que picarse todos los días para evaluar el nivel de glucosa en su sangre, como
los pacientes con diabetes tipo I, puede ser una revolución. El nuevo sensor se
coloca sobre el cuerpo del paciente y mide la glucosa a partir de fluidos
diferentes de la sangre (sudor o lágrimas). Ya existían esos sensores antes,
pero eran caros y ocupaban mucho espacio sin dar resultados precisos y
congruentes. Gracias a la nanotecnología, los investigadores del famoso
Instituto Fraunhofer de Duisburg han podido mejorar el desempeño de su sensor y
permitir un diagnóstico con eficiencia comparable a los sensores
convencionales.
El principio de
medición está basado en una reacción electroquímica que se activa con una
enzima que convierte la glucosa en peróxido de hidrogeno y otros agentes
químicos cuyas concentraciones se pueden detectar fácilmente para relacionarla
con la concentración de glucosa en la sangre. El sensor mide solamente 1mm2,
no consume mucha energía y es capaz de mandar el resultado de la medición a un
equipo electrónico y transmitir los datos de manera inalámbrica a un equipo
móvil (celular, Smartphone, internet,
etc.). El paciente puede entonces olvidar que tiene el sensor sobre su piel y
los datos se van monitoreando en tiempo real, para un estudio más preciso y en
continuo. Una alarma se puede programar para avisarle al paciente o a su médico
cuando requiere tratamiento. Se está desarrollando para comercializarlo pronto
y así se espera que vaya a remplazar para siempre el dispositivo de piquete que
molesta tanto.
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