Papás:
seguramente tienen decenas y decenas de anécdotas de sus hijos (u otros niños) preguntándoles
cosas muy variadas sobre la vida, la naturaleza, el clima, etc. Es difícil
contestar todo y a veces los niños sorprenden con preguntas que nunca nos hemos
hecho antes, así que no estamos preparados. Pero por favor no dejen de fomentar
este cuestionamiento permanente porque la forma de reaccionar, de ser, como
adultos, frente a este comportamiento puede hacer la diferencia en el
desarrollo personal de los niños…
Niñas y niños: seguramente tienen muchas preguntas y dudas todos los
días sobre absolutamente todo lo que ven, escuchan y sienten y no hay como
responderles. Pero por favor no dejen de observar, escuchar y sentir con
atención y nunca dejen de cuestionar, dudar, preguntar porque no hay preguntas
tontas. Busquen y busquen…
Está
claro que los jóvenes de hoy tienen a su alcance una multitud de equipos,
aparatos, recursos tecnológicos muy recientes que no existían hace unos años. Y
los avances se dan cada vez más rápidamente y entran en la vida de una población
cada vez más amplia que tiene la fortuna de tener acceso a esa modernidad a un
costo cada vez menor. Un celular o una tableta de hoy tienen más
funcionalidades que las computadoras más rápidas de hace una década. En 10 años
más tendremos en nuestras manos nuevos aparatos de los cuales no tenemos la
menor idea hoy. En fin, el acceso a la tecnología es más fácil hoy en día y a
los niños nacidos hace unos años no le cuesta nada entender cómo funciona y
cómo se utiliza. “Ya tienen el chip nuevo integrado” dice la gente. Si esto se
combina al acceso a toda la información en un instante, desde cualquier lugar, parece
evidente que lo que se va a poder desarrollar en el futuro por las nuevas
generaciones no tiene límite…
“La ciencia comienza en el
hogar”
Parece
evidente, sí y no. Los niños, sobre todo los más pequeños, no tienen falta de confianza y se atreven pero
preguntan todo el tiempo. El uso que harán de la tecnología y lo que aprenderán
dependerá mucho de cómo les contestamos como adultos. Y en este sentido los
padres, en contacto permanente con los niños, adultos de mañana, tenemos una
enorme responsabilidad. “La ciencia
comienza en casa” dicen. Al menos que sea “la educación comienza en casa”. En el siglo de la tecnología, parece
difícil diferenciar los dos dichos*. Efectivamente,
es importante no desconectarnos (ni desconectar las futuras generaciones) de la
tecnología y evitar convertirnos en usuarios totalmente pasivos, incapaces de
mejorarla o desarrollar aplicaciones nuevas a partir de ella. Y el
entendimiento comienza con las dudas y las preguntas. Si desaparecen, si no se
fomentan, nadie tendrá interés en saber cómo funciona lo que usamos todos los días.
La tecnología estará en todo pero solamente una pequeñísima proporción de la
sociedad la entenderá. Y cabe precisar que no solamente se trata de producción
y desarrollo económico para el futuro, como explican los textos de las iniciativas
y políticas públicas de los países occidentales que tratan de introducir la ciencia
desde el kínder.
Parece
que hacer ciencia entre padres e hijos, en casa, tiene un mayor impacto que hacerlo
en la escuela en la niñez. No quiere decir que todos los papás tenemos que tomar
clases o convertirnos en profesores de biología, física o ingeniería pero sí
tenemos que fomentar que nuestros hijos sigan preguntándose todo lo que les
pase por la cabeza, como lo hacen desde los primeros meses de su vida. Sin
embargo es difícil, no todos los papás nos sentimos capaces de contestar las
dudas de nuestros hijos y pocos tienen la iniciativa, las ideas o los recursos
para introducir discusiones o sesiones de experimentos en casa. Para ayudarnos,
la revista Scientific American empezó
a publicar los jueves unos vídeos de actividades científicas a realizar
en casa entre padres e hijos para que todos aprendamos estando juntos. Dan
todas las instrucciones necesarias a los papás para que puedan organizar esas
sesiones, como profesores de ciencia para un día, con material del hogar.
Incluso dan una lista de lecturas para poder prepararse a contestar las preguntas
de los pequeños para que nadie se quede con las dudas.
Una forma de pensar más que
un método
El
objetivo es que los niños se motiven y empiece a crecer el interés por la
ciencia y la tecnología en sus cabecitas. Dicen que no es difícil hacerlo
(entre 6 y 12 años es mejor) porque los niños nacen científicos. Por lo menos
si son excelentes experimentadores: vean a los bebés jugar con el agua en su
tina o tirando la comida desde su periquera. Ya utilizan el método científico que consiste en:
(1) observar lo que pasa en la naturaleza, (2) cuestionar y preguntarse por qué pasa, (3) hacer una hipótesis, “por qué pienso que pasa”, (4) realizar un experimento para verificar la hipótesis hasta varias veces para verificar su repetibilidad, (5) analizar los datos del experimento y verificar si la hipótesis era correcta (6) concluir.
Pueden verlo, los bebés saben eso. Luego lo
olvidan, quizás pero este método es lo que aplican todos los días cuando se
desarrollan.
Lo
olvidan o no quieren seguir haciéndolo por alguna razón… Se ha demostrado que
niños de 5 años ya tienen prejuicios sobre la ciencia y los que la hacen, los científicos.
Es un problema cultural. Piensan que la ciencia es difícil y para los genios y
los científicos son unos locos. Por ejemplo, dibujan científicos en bata blanca
y con el cabello como Einstein bajo el viento. Cliché. Pero pregúntenles a sus papás y dirán
lo mismo. La ciencia da flojera, es la verdad actual y cotidiana. “Para qué necesito saber cómo funciona la
tecnología si ya la tengo funcionando en mi vida?”. Pero, y soy consciente del
riesgo de caer del otro lado del cliché, los que estudian carreras relacionadas
con la ciencia tienen trabajos mejor pagados, son mejores ciudadanos porque
cuidan el medio ambiente, y desarrollan un pensamiento crítico, útil en todas las
situaciones de la vida. Si es cierto que tenemos todo lo que se requiere al
empezar en la vida, por qué no enseñar a nuestros hijos a seguir con el
razonamiento científico que ya usan como les enseñamos a decir hola, por favor
y gracias, a mirar antes de cruzar la calle y a comer sanamente… además será
más fácil convencerlos de estudiar lo que ven en la escuela (y explicárnoslo después).
*quiero enfatizar que no creo personalmente que
la ciencia sea la única parte o la más importante de la educación de una niña y
de un niño, pero sí pienso que una mente curiosa, que sigue el método científico
en su forma de abordar la vida y sus dudas se educa bien.
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