Ciencia y Rostros

Tomarse una foto de identidad para pasaporte o documento oficial hoy en día es difícil. 

Estuvimos buscando un lugar para tomar una foto oficial porque el “lugar de siempre” ya está cerrado y eso nos tomó por sorpresa. Claro, la tienda se veía ya viejita y se notaba que le costaba sobrevivir en el mundo digitalizado en el cual cualquier celular tiene una cámara que hace superfluo este tipo de tienda de fotos. Por lo tanto, la búsqueda fue tediosa y los lugares que se quedaron (cerca de las oficinas de gobierno que justamente piden esas fotos) resultan ser bastante caros. Es que a pesar de toda la modernización, la foto de identidad oficial es necesaria en documentos como un pasaporte, una visa o un IFE. El rostro es lo primero que nos ve la gente, y es lo que nos diferencia principalmente (de forma visible) de los demás. Y es cierto que el rostro dice mucho de nosotros. Desde la edad, hasta las emociones pasando por el origen geográfico de nuestras raíces y la salud. Últimamente, se han visto varios avances en ciencia relacionada con los rostros, ya que permiten determinar tantas cosas. Aunque parezcan anecdóticas, estas noticias podrían ser realmente importantes en unos años.

Rostro y percepción de inteligencia

Es fácil identificar las emociones y el estado de ánimo de una persona solamente viendo su rostro, y eso desde los primeros años de la vida. Tristeza, felicidad, estrés, malestar o diversión se notan a primera vista, sin esfuerzo alguno. ¿Sabían que también pensamos poder determinar la inteligencia (o mejor dicho percibirla) a partir del rostro de una persona? Parece extraño porque eso querría decir que los humanos pensamos que el coeficiente intelectual está relacionado de algún modo con la geometría y la forma de la cara de una persona. De hecho varios comentadores anuncian que la inteligencia “está relacionada” con la forma de nuestro rostro. Sin embargo, el estudio serio publicado recientemente en la famosa revista PLoS One se limita a medir la percepción de la inteligencia a partir del rostro y corrobora estos datos con el coeficiente intelectual real de esas personas. El estudio se realizó en República Checa y buscó demostrar que los humanos sabemos reconocer (sin entrenamiento particular) una correlación entre el coeficiente intelectual real de una persona y la forma de su rostro. Se llama la inteligencia percibida, es decir, qué tan inteligente nos ven los demás. Después de un análisis morfometría geométrica (mediciones de la morfología geométrica del rostro), lo que parece importante para revelar la inteligencia son las siguientes características: distancia entre ojos, tamaño de la nariz, nitidez y tamaño de la barbilla y forma del contorno de la boca. También un rostro más prolongado se percibe como más inteligente.

El estudio demuestra que ambos sexos saben detectar igualmente el estereotipo de la inteligencia percibida. Sin embargo, y es chistoso, no se obtuvo ninguna relación entre una apariencia atractiva y la inteligencia, lo que podría ser un poco contra-intuitivo y contradictorio con otros estudios anteriores. Otro punto muy interesante y más chistoso: al parecer la posibilidad de detectar la inteligencia en el rostro que los investigadores checos relatan en sus conclusiones que acabamos de resumir brevemente aquí son válidas solamente para los rostros de hombres y no para mujeres. Efectivamente, de acuerdo al artículo publicado en PLoS One por Karel Kleisner y sus colaborador de la Charles University, cualquiera debe poder reconocer la inteligencia real de alguien más a partir del rostro de un hombre pero no es tan fácil con el rostro de las mujeres.Finalmente, las características de los rostros antes mencionadas y que parecen ser especificas de la inteligencia porque así están percibidos no son realmente marcadores de inteligencia. Y aquí hay que tener cuidado porque muchos comentadores concluyen que los que presentan aquellas particularidades son más inteligentes que los demás… y no es totalmente cierto: son en realidad rasgos estereotípicos, más culturales que marcadores reales.

Rostro y cerebro

La segunda noticia es bastante impresionante y parece salir directamente de un libro o una película de ciencia ficción (o incluso de una serie de medicina forense). Investigadores de la Universidad de Yale han logrado reconstruir imágenes de rostros a partir de la memoria de otra persona que los vio… Utilizando patrones de actividad cerebral obtenidos de un escáner de resonancia magnética funcional (o fMRI por sus siglas en inglés), el equipo de Yale ha podido leer la mente de un paciente y literalmente desplegarla en una imagen. Este proceso ya había demostrado su eficiencia al poder descifrar la mente de cualquier persona y discriminar entre tipos de escenas imaginadas por una persona en su mente, “diferenciando por ejemplo entre una escena en la playa y una ciudad o un animal y un edificio” como lo dice Marvin Chun, co-autor del artículo publicado en el Journal of Neuroimage y profesor de psicología y neurobiología en Yale. Sin embargo, hasta entonces “no se podía decir qué animal o qué tipo de edificio, ahora estamos en otro nivel de sofisticación”.

Reconocer un rostro en los patrones que la técnica de fMRI es capaz de dar era una tarea muy complicada, ya que el cerebro utiliza muchos de sus recursos para descifrar y memorizar una cara. Este reto lo aceptó Alan Cowen, un ex-estudiante de Chun, de nivel de Licenciatura (!). El problema para él era que “percibimos los rostros con un nivel de detalle mucho mayor que cualquier otra cosa”. Sin embargo, aprendió a leer la mente y el proceso de lectura de un rostro por un ser humano, muy pacientemente, pasando hasta 300 fotos estáticas de diferentes rostros y viendo los patrones de datos extraidos de los escans del fMRI para aprender a descifrar el método. Gracias a esto supo construir una especie de librería de reconocimiento de patrones. Cuando pensó haber logrado llenar su biblioteca suficientemente para reconocer nuevos rostros, pasó nuevas fotos y las reconstruyó con bastante éxito. Se supone que a partir de ahora se mejorará la técnica, se enriquecerá la biblioteca de patrones y se deberán poder reconocer rostros sin mayor esfuerzo.