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Monday, December 17, 2012

Los animales predictores de temblor


El jueves en la madrugada, cerca de las tres de la mañana, un ruido un poco extraño me despertó súbitamente. Era el perrito de nuestra vecina de arriba que parecía rascar el piso o caminar muy apresuradamente. Y un minuto después (o por lo menos me pareció que pasó un minuto), las hojas de los arboles de la calle, las lámparas y las paredes empezaron a moverse lentamente pero fuertemente: empezó a temblar. Poco tiempo después, ya todo estaba tranquilo en mi calle de la Ciudad de México, y no podía dormirme, pensando en cómo el perrito había podido prevenir el temblor antes de que se hiciera sentir realmente.

¿Mito o realidad?
En la mañana, me di cuenta que éramos varios los que no habíamos podido dormirnos después por haber pensado en eso: pues muchos animales de compañía parecieron haber reaccionado de la misma manera… No sé si fue el tipo de temblor lo que provocó esas reacciones en animales de compañía pero seguramente el hecho de que pasó en una noche muy tranquila ha permitido que nos diéramos cuenta de un cambio de comportamiento (¿quién le hace caso a un perro agitado en el día, sobre todo el de sus vecinos, o a un gato que insiste para salir?).

Un análisis rápido de las redes sociales también me demostró que muchos animales (perros, gatos y pájaros) de la ciudad habían reaccionado de manera inusual; pero la pregunta científica es la siguiente: “¿es realmente posible que los animales puedan sentir un temblor antes, y cómo?” Buscando un poco de información, uno puede ver (en el excelente sitio de la USGS) que en la ciudad de San Francisco en California existe una teoría popular que decía que hay muchos más anuncios de animales perdidos algunos días después de un temblor que en cualquier otra época del año. Sin embargo, unos estudios estadísticos no tardaron en demostrar que era una leyenda urbana, no verificada en la realidad.



Casos intrigantes
Sin embargo, sí existen otros cuentos e historias u observaciones más o menos verificables que dicen que animales como los sapos o algunos otros reptiles huyen de su hogar momentos o hasta días antes de un fuerte temblor. También se habla de los insectos o pájaros cuyo comportamiento se vuelve impredecible minutos antes de que la tierra tiemble. El caso reportado más antiguo fue observado en Grecia en 373 A.C. y se reportó que ratas, serpientes y otros animales habían salido de su hogar para huir de la catástrofe. En 2009, en Italia, colonias de sapos habían salido de su charco antes de un temblor en la región y en playas de California observaron varios calamares que normalmente viven a más de 200 metros de profundidad pocas horas antes de un evento similar. Las observaciones, como la que pudimos hacer anoche el jueves, dejan a los científicos un poco escépticos o por lo menos sin explicación congruente y, ya que esos sismos fuertes pasan con baja frecuencia, es difícil de estudiar el fenómeno. Algunos dicen que los animales son más sensibles a ciertas ondas (ondas P) precursoras de los sismos. Sin embargo, en otros casos donde sí se observaban animales justo en el momento de un temblor de gran magnitud, pues no se observó ningún cambio de actitud: pues a esos animales como a los humanos que los observaban el sismo les sorprendió.



En Italia, en 2009, se pudo observar el comportamiento de cerca. Una científica estaba justamente monitoreando los anfibios cuando pasó el temblor y reportó que en solamente 3 días la zona que estudiaba pasó de casi cien animales presentes a cero. Se fueron todos del lugar. Feliz de su descubrimiento, la estudiante de doctorado publicó sus observaciones y como en las mejores películas de ciencia ficción fue contactada por la NASA. Juntos llegaron a la conclusión que las fuerzas en juego en el movimiento de las placas tectónicas pudieran liberar partículas cargadas de las rocas sometidas a muy altas presiones. En presencia de agua, esas partículas cambiarían la química del hábitat de los sapos y parece que no les gusta a los anfibios. Podría quizás ser un reflejo muy antiguo de huida frente a una catástrofe. Sin embargo, esas teorías son difíciles de confirmar y falta mucho por comprobar. Finalmente, y aunque hayamos aprendido algo interesante, no me explica por qué el perrito de mi vecina supo antes que iba a temblar

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