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Monday, December 17, 2012

Animales a punto de revelar el secreto de la inmortalidad

¿Quién no ha buscado la fuente de la eterna juventud? ¿Quién no ha soñado con tener un poco más de tiempo para disfrutar de las cosas de la vida? Tantos supuestos remedios se han vendido para curar esa enfermedad mortal que es el envejecimiento en la vida de los humanos. Recientemente, dos tipos de animales han empezado a mostrarnos el camino de la inmortalidad, o por lo menos de cómo prolongar el tiempo de vida más allá de sus límites comunes. Hoy les vamos a contar estas dos historias que fueron contadas por investigadores científicos que se dedicaron a observar los comportamientos extraños de medusas y de abejas y encontraron. Parece que tenemos mucho que aprender de ellas…

Primer caso: las medusas inmortales
En el año 1988, y probablemente por primera vez, la humanidad descubre la inmortalidad en la naturaleza, gracias a una medusa pequeña llamada “medusa inmortal” hoy en día, más fácil a recordar que su nombre científico “Turritopsis dohrnii”. Este descubrimiento lo hizo un joven investigador alemán viviendo en Italia, Christian Sommer. El observaba el ciclo de vida de esos animales provenientes del fondo del mar que pueden parecerse a un coral suave y blando o bien a una pequeña medusa según la etapa de vida en la cual se encuentra. Se dio cuenta que el animal se comportaba como ningún otro, pues se rechazaba morir: después de envejecer, invertía su ciclo de desarrollo y regresaba a su estado inicial a partir del cual volvía a empezar un nuevo ciclo. Pocos años después, se descubrió que estas medusas eran capaces de invertir su envejecimiento en cualquier etapa de su ciclo de desarrollo y regresar a ser un pólipo. Era profundamente inquietante, ya que no era explicable ni entendible. En la naturaleza, comúnmente, naces, te desarrollas, envejeces y mueres. Las mariposas no vuelven a ser capullos.

Ahora, ya se entiende que el rejuvenecimiento proviene de una especie de estrés externo y que el proceso implica una transdiferenciación, mecanismo celular común de las células madres que permite que una célula de un tipo se convierta en una de otro tipo (por ejemplo de piel a sistema nervioso). Pero nadie ha explicado cómo puede invertirse el proceso de envejecimiento. Cuando fue descubierto era algo fenomenal pero poco comentado y después de su publicación en revista científica, a muy pocas personas le interesó tratar de entender o aprovecharlo, paradójicamente. Ni siquiera a las grandes empresas farmacéuticas o gobiernos que podrían usarlo. Además es un organismo que no se deja cultivar en laboratorios así que muy poca gente está trabajando en el tema y con razón no se ha avanzado mucho. Últimamente, sólo un científico japonés está dedicando su vida a entender lo que hace que la pequeña medusa sea inmortal. Finalmente, varios expertos en biología marina dudan que pueda tener resultados interesantes ya que afirman que el proceso nunca se podrá adaptar al hombre o que la inmortalidad es cuestionable ya que las nuevas células que se regeneran no son técnicamente las mismas que antes (aunque tengan los mismos genes). Seguramente esa agua mala nos hace soñar.



Segundo caso: abejas que rejuvenecen
Este año, otro animal ha demostrado un proceso de inversión de envejecimiento (o rejuvenecimiento), y este es mucho más común. Investigadores de la Universidad del Estado de Arizona y de la Universidad de Ciencias de la Vida de Noruega han comprobado que el cerebro ya gastado de las viejas abejas que salen a buscar el néctar para producir la miel puede volver a aprender nuevas tareas si regresan al panal. Ya se sabía que las abejas que no salen del panal para cuidar de las larvas y hacer la limpieza del hogar no sufren de discapacidad mental mientras que las que salen a buscar flores envejecen cerebralmente. Pero la novedad, que acaban de publicar en junio en la revista internacional Experimental Gerontology, es que si pueden forzar una abeja solitaria, más vieja y gastada a volver a quedarse en el hogar para efectuar tareas más sociales, entonces la estructura molecular de su cerebro se puede modificar y ella puede volver a aprender.
Aunque parezca un poco alejado a nuestros asuntos humanos, este grupo de científicos quiere poder investigar si su descubrimiento con abejas se puede extender y aplicar al tratamiento de la demencia humana debida a la edad. Efectivamente, sugieren que se podría tratar el envejecimiento cerebral, prematuro o no, con más socialización, simplemente, ya que aquella podría favorecer la capacidad a seguir aprendiendo nuevas cosas.



Conclusiones: qué aprendimos de esto
Esos descubrimientos son interesantes y merecen más trabajo para entender los mecanismos responsables de esos procesos de inversión del envejecimiento. Sin embargo, afirmar que van a servir para los seres humanos es demasiado prematuro aunque nada impida soñar un poco. En fin, con la medusa inmortal que vuelve a devenir coral, quizás estamos descubriendo algo que uno de los cuentos más antiguos de la humanidad había revelado más de 13 siglos antes de Cristo. En la epopeya de Gilgamesh, cuento literario de la civilización sumeria, en Mesopotamia, el héroe inmortal del diluvio Utnapishtim revela el gran secreto de la vida eterna a Gilgamesh y le menciona que cierta planta o coral presente en el fondo del océano lo hará joven de nuevo. ¿Será la pequeña medusa-coral-medusa-coral-medusa-…?

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