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Monday, December 17, 2012

Ciencia del tiro al arco

¿Sabías que la flecha del tiro al arco se contorsiona en el aire como una serpiente antes de tocar la meta o “diana”? Con las dos medallas mexicanas en los juegos olímpicos de Londres la semana pasada y gracias a la película Valiente de Pixar, el tiro al arco tiene el viento en popa estos días. Antes de empezar a practicarlo, IQ te presenta brevemente un fenómeno desconocido de este deporte para que lo conozcamos 
mejor.

Si has puesto atención en las flechas de Aida Román y Mariana Avitia que les permitieron ganar las medallas de plata y bronce en los juegos olímpicos de Londres, quizás has visto que ellas (y las de todos los otros competidores) oscilan en el aire entre el arco y la diana. Este efecto es particularmente visible con las imágenes de las repeticiones de cámara lenta. De hecho, no cualquier cámara puede captar la trayectoria ondulatoria de las flechas, se requiere de unas muy buenas que sean capaces de grabar más de mil imágenes (o cuadros) por segundo. También, si has visto la nueva película de los estudios Pixar, Valiente, te habrás dado cuenta del efecto. Las películas de animación de hoy en día son tan realistas que también toman en cuenta efectos no muy conocidos. Finalmente, si como yo has intentado el tiro al arco una vez en tu vida, seguramente has sentido la ondulación de las flechas contra tu brazo… pues suele pasar que el proyectil pegue el brazo del principiante.



Ondulación rápida de las flechas
Existe en efecto un fenómeno de ondulación de las flechas que es responsable de todo lo que acabamos de mencionar. Cuando se libere la flecha del arco, la cuerda le da un impulso hacia la meta junta con un movimiento lateral, debido a la vibración de la cuerda. Esa vibración es la que quieres evitar o minimizar para atinarle al blanco. Te puedes imaginar que la flecha parte de una posición inmóvil y la cuerda le proporciona un violento impulso desde la parte trasera y hace que se alabee como una serpiente. Luego esa ondulación se propaga a lo largo de la flecha y aquella presenta rotaciones sobre ella misma, lo que la estabiliza. Una segunda después, ya sabes si le atinaste al blanco.


El estudio del fenómeno en los años 1940 ha permitido modificar los arcos para optimizar el tiro y evitar (o controlar) esos movimientos. Los deportistas de alto nivel son también capaces de elegir las flechas que mejor les corresponden, buscando la rigidez adecuada. Los fabricantes tienen que asegurarla con mucha precisión, y lo logran probándolas, suspendiendo una pequeña masa en el centro para medirla bien. Es todo un arte. Sin embargo, el arte reside realmente en el arquero, ya que con dos arcos y dos flechas idénticas, no todos le atinamos.

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