En nuestra columna
IQ, ya hemos presentado que se pueden entrenar perros para poder detectar con
el olfato si una persona tiene cáncer a partir de su aliento. Recientemente,
algunos trabajos han reportado que se pueden utilizar incluso abejas para
detectar trazas de compuestos utilizados en la elaboración de explosivos para
mejorar la seguridad pública. Básicamente, la idea común a estos casos es
desarrollar sensores muy eficientes y sensibles para poder alcanzar una
detección a distancia de trazas ínfimas de algunas moléculas en particular. Hoy
les vamos a presentar un proyecto que se está desarrollando en México para
detectar trazas moleculares de diabetes y cáncer en el aliento de los
pacientes.
En varios
aeropuertos del mundo, ya se utilizan sensores muy especiales que son capaces
de detectar si una persona presenta trazas
de material explosivo en su ropa o su maleta, por muy pequeñas que sean.
Esos detectores son tan sensibles que están remplazando los perros
específicamente entrenados para oler esas sustancias. Sin embargo, en el caso
de las drogas por ejemplo, los detectores electrónicos, ópticos o químicos no
presentan un desempeño tan bueno como el de los perros, ya que puede resultar
difícil encontrar materiales o haces de luz que interactúen con algunas de las
sustancias que se requieren buscar. Como la seguridad pública es un tema muy
delicado e importante, se entiende porque el desarrollo de sensores de material
explosivo fue prioritario a la hora de invertir en la investigación para
detectores sensibles.
En la detección de enfermedades en etapas
tempranas, se están buscando métodos eficientes también que sean capaces de
notar cambios pequeños que sean señales de una posible enfermedad grave pero
que se pueda curar si se detecta a tiempo. Ya hemos hablado aquí de los perros
capaces, con entrenamiento apropiado, de detectar varios tipos de cáncer para
curarlos tempranamente. Sin embargo, todavía no existen los sensores
electrónicos, ópticos o químicos capaces de realizas tales proezas, ya que las
trazas o pequeñas partículas a detectar (es decir, señales) son extremadamente
bajas. Estamos hablando de muy pocas moleculas “señales” por millones de aire.
Existen algunos trabajos muy interesantes en los cuales los investigadores
aspiran desarrollar técnicas de detección de trazas en el aliento con luz
láser. En México, un equipo multidisciplinario de la UNAM está armando un
dispositivo de este tipo, bajo la asesoría del Dr. Antonio Juárez Reyes del
Instituto de Ciencias Físicas de Cuernavaca. Están utilizando una propiedad
conocida en medicina que quieren sensar: el aliento de una persona enferma
puede tener bio-marcadores específicos de su enfermedad. Por ejemplo, trazas de
acetona pueden significar que la persona tenga cáncer de pulmones o diabetes,
el peróxido de hidrogeno (o agua hidrogenea) es marcador del asma y el amoniaco
de problemas renales. Utilizando un láser, esperan poder detectar trazas en muy
bajas concentraciones en el aliento de la gente para poder diagnosticarle más
fácilmente sus problemas y curarlos más eficientemente. La primera etapa será a
gran escala, sobre una mesa de laboratorio, y luego se intentará miniaturizar
el dispositivo. En IQ y en nuestro blog, les proporcionaremos los detalles
conforme avance el proyecto.
¿Sabías que
en México…?
… las
autoridades públicas compraron un aparato muy versátil llamado GT200
susceptible de detectar armas, drogas y explosivos. El aparato es muy polémico
desde sus primeras utilizaciones. Aunque los policías y soldados del ejército
mexicano que lo han utilizado digan que ha servido a resolver muchos casos, físicos
de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) parecen determinado a avisar el
público que el pequeño aparato portátil usado en la lucha contra la
delincuencia carece de eficacia, a pesar de su elevado costo (entre 20 y 30 mil
dólares para cada una de esas antenitas). Como ejemplo pionero, la oficina
inglesa de Asuntos Exteriores señaló en 2010 que había prohibido el uso del
GT200 en Irak y Afganistán para que sus soldados no sufran daños debidos a la
explosión de bombas que el GT200 no hubiera detectado. Además, advirtió que dispositivos
como el GT200 eran “completamente
inefectivos para detectar bombas y explosivos” como lo proponen. Aquí en
México Luis Mochán Backal, del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM en
Cuernavaca, dijo en el Universal en 2010 que “el aparato no tiene nada: es un mango de plástico con una antenita que
rota alrededor de un pivote y una cajita donde se pone una especie de tarjetas
de crédito”. Mochán ya ha presentado unos trabajos de investigación frente
al Senado de la República explicando que el aparato es una estafa
pseudocientífica y está actualmente en proceso de probarlo con un protocolo
riguroso donde participen operadores “certificados” del GT200. Mientras, vale
la pena seguir los trabajos reales y más comprobados que se están realizando en
nuestro país.
Deteccion explosivos por medio de análisis de trazas microscópicas.
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