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Monday, February 10, 2014

Dejemos de abusar de los antibacterianos

A nadie le gusta enfermarse. Haríamos lo que sea para no sentirnos mal, con síntomas variados de gripe, resfrío, dolores de garganta, escalofríos, toz, etc. Para protegernos de la posible contaminación de los demás, inventaron el gel antibacteriano para limpiarnos las manos frecuentemente. Para que nuestros trastes y nuestra ropa se limpien bien, el jabón de la cocina y de la lavandería matan el 99.99% de las bacterias que pudieran haber estado donde no las queremos (y los fabricantes se pelean para destruir el 0.01% restante, para vender más). Por supuesto, prometer matarlas todas es casi imposible. Sobre todo después de un rato: algunas bacterias evolucionan y resisten a los agentes antibacterianos y se quedan en nuestras manos, nuestros platos sucios, nuestra ropa y nuestras sábanas. Por supuesto (argumento de venta o realidad) los fabricantes comercializan nuevas generaciones de destructores de bacterias que vuelvan a ser eficientes cuando los anteriores ya no lograban cumplir con su función… Pero el problema real es otro, es el abuso de los antibacterianos que provoca la resistencia. Hay que aprender a usarlos con parsimonia.


En México como en muchas partes del mundo hemos olvidado que enfermarse es parte de la vida. Hemos olvidado que nuestro cuerpo es capaz de resistir y defenderse contra ataques externos de bacterias y virus con los cuales estamos en contacto constante. En un excelente artículo de la revista Scientific American del 2011, Rob Dunn decía de manera irónica que es claro ahora que el mundo es asqueroso y sucio y que nos tenemos que proteger con métodos agresivos contra los agentes infecciosos como las toallitas antibacterianas y geles con alcohol. Usarlos frecuentemente es ahora una costumbre de una gran parte de la población y se encuentran ahora en todos los supermercados, tienditas, entradas de espacios públicos, hoteles, baños, etc.

El problema es que, según varias fuentes, no está comprobado que esos productos basados por la mayoría en el triclosano (un antibacteriano sintético) son eficientes para no enfermarse. La poderosísima FDA (Food & Drug Administration) de Estados Unidos, por ejemplo, no reconoce el triclosano como un agente eficiente, por falta de prueba. Peor aún, algunos trabajos serios han comprobado que es mejor usar jabón normal, en otras palabras es mejor lavarse las manos correctamente con el jabón de tocador cuando y como se debe hacer. Y peor todavía (!) para las personas con enfermedades crónicas, los productos antibacterianos o antibióticos podría resultar ser una mala solución. Se ha demostrado que en estos casos la gente que usa esos productos contrae más enfermedades que las que utilizan el jabón.


Es mejor lavarse las manos con jabón
Entonces, no solamente hay falta de evidencia de la eficiencia de los productos antibacterianos para protegernos de enfermedades, sino también hay evidencias científicas de que nos causan daño. Un consejo que recordar: es mejor lavarse las manos con jabón como hacían las generaciones anteriores (y a pesar de los comerciales que nos bombardean en todos lados del poder de esos nuevos productos). 
Como decía hace unos años Rob Dunn en el Scientific American, se pone peor el asunto. El triclosano no es tan eficiente para matar a todas las bacterias: parece mejor para las pobres especies débiles pero es ineficiente contra las especies que resisten los antibióticos en hospitales por ejemplo. En otras palabras, lo que es más agresivo no está debilitado por los agentes antibacterianos comerciales comunes.

 Lo que más asusta es que debido a las cantidades industriales de triclosano empleadas diariamente para “protegernos” (y ya sabemos que no sirve), este producto acaba en los subsuelos y en el agua de los pozos acuíferos de muchos países. Y ahí sí es eficiente, pero para otro tipo de acción. Se ha demostrado que altos niveles de triclosano en aguas pueden desbalancear las poblaciones de microbios y bacterias que se encargan de limpiar el agua y también desajustan el sistema hormonal de los peces que viven en esas aguas…En fin, lo primero (y, al parecer, lo único) que debemos hacer es lavarnos las manos con jabón. Aunque no mata el 99.99% de las bacterias y gérmenes, está comprobado que nos hace bien. No se sabe bien por qué pero hay evidencias. Como siempre, nuestras costumbres sociales han cambiado porque la mercadotecnia y la ubicuidad de los productos antibacterianos nos han convencido que era mejor para todos. En este caso, es recomendable no usar de esos productos. Pero no quiere decir no lavarse las manos, al contrario. Creo que ya entienden la idea.

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