Esta semana, estuvimos en un congreso internacional organizado en México cada año en agosto. Había muchos simposios sobre una gran variedad de temas con una sola cualidad en común: todos estaban relacionados con la investigación en materiales. Sin embargo, entré a varios de todos los simposios para enterarme de los nuevos descubrimientos y avances actuales en temas que relevantes a mi área de interés y descubrí otro punto en común a muchos trabajos: el biomimetismo. Desde los principios de IQ, hemos hablado del biomimetismo, que consiste en imitar la naturaleza para desarrollar mejor tecnología. Muchas veces, ella sabe bien cómo responder a problemas particulares. Todo está como y donde tiene que estar. Habíamos presentado varios ejemplos como la piel de tiburón para recubrimientos anti-bacterianos. Hoy, veremos como un caso muy peculiar y un poco inesperado está captando la atención de muchos investigadores (fuimos testigos de eso en el congreso el miércoles): el pie de la almeja marina.
Una adhesión casi perfecta
La almeja sabe hacer algo muy bien, además de resistirse cuando la quiere abrir si se la quiere comer: sabe anclarse fuertemente a las rocas o algas sobre las cuales está puesta. Su resistencia a las olas violentas que le pegan a ella y a su suelo es bastante impresionante y no existe hoy un adhesivo que sea capaz de resistir eso, sobretodo constantemente. De hecho, hoy se sabe que la almeja marina puede pegarse a cualquier superficie, la que sea, de manera muy sólida. Investigadores de varios lugares del mundo han empezado a buscar cómo lo hace la almeja para poder imitarla y crear un pegamento biológico capaz de tanta resistencia, incluso en agua y sobre sustratos no tan adheribles y a veces muy blandos (como en el caso de la membrana fetal que se lleva a romper y que un pegamento de este tipo podría solucionar en un futuro cercano). Fueron realmente impactados a darse cuenta de que la almeja se puede pegar incluso a la materia más resbalosa del mundo: el famoso Teflon al cual nada se pega. Y para que se pueda comparar, lo que soporta la almeja con su pegamento natural es como si nosotros estuviéramos expuestos a vientos de más de 600 kilómetros por hora… Y cabe mencionar que un grupo de algunas almejas aguanta sin problema el peso de una persona humana cuando camina sobre las rocas.
Avances actuales de pegamentos “bio-inspirados”
Un grupo de la Universidad de Northwestern ha podido acercarse al pegamento para desarrollar aplicaciones de reconstrucción de tejidos en medio acuoso, ideal para reparar lesiones y heridas internas del cuerpo. Ya hemos mencionado que la ruptura de la membrana del feto se podría por ejemplo volver a pegar con este pegamento para evitar complicaciones y bebés muy prematuros. Otros como Eli Sone trabajan en la elaboración de pegamento biológico para huesos y dientes quebrados que no serían rechazados por el cuerpo y que no causarían problema como los otros que se usan comúnmente. Otro grupo, en Boston desarrolla marcadores de cambio climático, ya que el biso de la almeja se debilita cuando aumenta la temperatura: entonces no se trepen a rocas confiando en agregados de almejas si el agua está caliente, el calor es como la kriptonita de la almeja.
Se ha observado que en la época de huracanes, cuando el agua del mar está más caliente, las almejas se despegan más fácilmente (¿un consejo para los que las pescan?). Al final, los científicos nunca han dejado de observar e imitar a la naturaleza y sigue así aún hoy. Pero afortunadamente o desafortunadamente ella no da sus secretos tan fácilmente y, como la almeja, se resiste a abrirse. Falta todavía mucho por descubrir.
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