Un grupo interdisciplinario
de investigadores de la Universidad Vanderbilt ha podido desarrollar la celda solar bio-hibrida más eficiente con
espinaca. Utilizaron las propiedades fotosintéticas del vegetal y las
combinaron con un material semiconductor muy utilizado en microelectrónica y
celdas solares “inorgánicas”: el silicio. Ya la están patentando.
Hace unos 40
años, se descubrió que una proteína llamada Photosystem 1 (PS1) involucrada en
la fotosíntesis en vegetales podía seguir funcionando aun cuando estaba
extraída de las espinacas. Además, esta proteína permite mejorar la eficiencia
de las celdas solares en las cuales se incorpora en combinación con metales
conductores o con semiconductores como el silicio gracias a su muy alta
eficiencia cuántica propia. La eficiencia cuántica de un material utilizado en
energía solar es su tasa de conversión de luz en electricidad, es decir su habilidad
propia para convertir la luz en energía eléctrica. En el caso de la PS1, la
eficiencia cuántica es casi del 100% (cada fotón de luz absorbida genera un
electrón libre para que se produzca electricidad, en una tasa de casi uno a
uno). Lo que permite medir esa habilidad es la fotocorriente (ver gráfica):
cuando crece, mejor es la eficiencia.
Rendimiento de conversión record
La celda solar
bio-hibrida de los investigadores David Cliffel y Kane Jennings de la
Universidad Vanderbilt pudo entonces producir corrientes eléctricas (o en este
caso fotocorrientes) 1,000 veces mayores a todas las otras celdas similares en
las cuales se usan las propiedades de fotosíntesis de las proteínas. El avance
es tan grande que dicen que si pueden seguir a este paso “podrían llegar a tener una tecnología madura de conversión de energía
solar en solamente 3 años”. ¡Todo eso gracias a las espinacas!
Algunos
estudiantes de licenciatura del grupo de Cliffel y Jennings llevaron un diseño
de hace 2 años a un concurso nacional de energía en Estados Unidos y ganaron un
premio que les va a permitir construir una nueva celda grande capaz de
suministrar energía a varios dispositivos electrónicos. Se espera mucho de este
prototipo ya que el último resultado que obtuvieron en el laboratorio demostró
un aumento del 250% en comparación con la segunda mejor celda bio-híbrida.
En este nuevo
diseño, pudieron acoplar las propiedades del sustrato de silicio a la proteína
PS1, implantando átomos de un material dopador.
¿Ciencia ficción o realidad?
Uno de los
problemas de este tipo de celdas bio-hibridas es su baja longevidad (de unas
semanas a 9 meses para las celdas de la Universidad de Vanderbilt). Para
mejorar la longevidad, pueden bajar la tasa de envejecimiento imitando a la
naturaleza: en los arboles que no pierden sus hojas la PS1 funciona durante
años. Otro reto para los tecnólogos es la alineación de la proteína sobre el
sustrato de silicio. En las hojas, el proceso de conversión de la luz es óptimo
porque las proteínas están perfectamente alineadas. En un dispositivo hecho por
el hombre, el ordenamiento es más aleatorio que no permite una conversión
optimizada. Dopar el silicio permite dirigir el flujo de la corriente de alguna
manera; y si ayuda a mejorar el desempeño general, tampoco es óptimo.
Falta entonces
bastante trabajo antes de tener celdas solares bio-hibridas comerciales pero es
un resultado interesante y prometedor.
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