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Friday, November 2, 2012

Promesa cumplida de la nanotecnología


Desde hace varios años, hemos hablado y estamos hablando mucho de la nanotecnología (y de las nanopartículas) en esta sección IQ. Es normal, ya que es una tecnología (y son unos materiales) muy estudiados últimamente y que dan muchos resultados prometedores. Han permitido avanzar bastante en ciencias básicas, ciencias de la salud, tecnología y para el desarrollo de nuevas fuentes de energía eficientes y limpias. Hoy, hablamos de una de las grandes esperanzas de la nanotecnología: la generación de nuevas terapias eficientes, seguras y con menos efectos secundarios contra el cáncer. Por primera vez, buscando si esas nuevas terapias son seguras para los pacientes con los cuales se van a realizar pruebas, la empresa Bind de Massachussets, EE.UU., ha podido obtener excelentes resultados con varios tipos de cáncer más o menos graves.


Nanopartículas transportadoras de medicamentos
La idea básica de la utilización de nanomateriales para curar el cáncer está en la posibilidad de utilizar esas partículas extremadamente pequeñas para poder actuar selectivamente sobre las células afectadas por el cáncer, sin tener que dañar a todas las vecinas que están sanas. Varios intentan incorporar o pegar químicamente un medicamento a esas partículas que pueden penetrar las membranas de las células a tratar (ver imagen 1). Además, la liberación del fármaco es local, muy bien atinada a la zona a tratar, gracias a lo que se llama una “programación molecular” del conjunto nanopartículas/medicamento que se dirige directamente a las células a curar o destruir. Esa programación es un reconocimiento similar a nuestro sistema inmunológico cuyas células de tratamiento están atraídas por la zona afectada y reconocen las células a eliminar.
Este principio artificial de atinarle únicamente al tipo de células a curar tiene entonces que utilizar cierto tipo de nanopartículas que están aceptadas por el cuerpo. Se llaman “biocompatibles” en este caso, es decir compatible con la vida y el cuerpo, sin afectar al comportamiento normal de las células sanas. En este caso, nuestro sistema inmunológico no tratará de eliminar las nanopartículas de tratamiento que llegaron para ayudarle. Además, no se trata solamente de no dañar los tejidos o las células, sino que tampoco se puede permitir que reaccione de alguna manera con el cuerpo. Encontrar materiales con esa propiedad de biocompatibilidad no es tan trivial, peor cuando se tengan, como el oro por ejemplo, el material es el vehículo necesario para transportar el medicamento directamente a la meta: la célula cancerígena. De esa manera, el medicamento agresivo está liberado selectivamente, localmente y entonces no afecta las células sanas y no hay efectos secundarios. En el caso de nanopartículas no-biocompatible, se puede engañar a los globulos blancos escondiéndolas atrás de una capa de protección de otro material que se degradará en el cuerpo cuando llegue a su destino.

Limitaciones actuales
Lamentablemente, y aunque parezca fácil, el transporte del medicamento a la meta tampoco es tan trivial. Primero, el medicamento puede reaccionar con su transportador: se pueden presentar problemas de disminución de absorción de la medicina por las células, de baja de eficiencia, de cambio de comportamiento (toxicidad inesperada por ejemplo). Por otra parte, muchos trabajos han podido desarrollar nanopartículas capaces de liberar fármacos de forma perfectamente controlada, sin lograr que se dirijan a las células deseadas. Otro reto importante es generar un proceso de fabricación que permita tener partículas resistentes y de manera muy reproducible para evitar que de un proceso a otro haya diferencias. Efectivamente, puede ser difícil de controlar y replicar la fabricación de nanopartículas liberadoras de fármacos.
 Sin embargo, todos esos problemas tienen soluciones. Y la empresa Bind, como otras de todo el mundo, está resolviendo poco a poco esos detalles. Y, como lo decíamos en la introducción, ya se han podido obtener resultados sorprendentes con esa terapia novedosa, lo que promete mucho. Parece que la nanotecnología ya cumplió con su primera gran  promesa. ¿Qué sigue?

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