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Sunday, May 26, 2013

La Naturaleza aprende a resistir a los OGM


Un artículo reciente del Wall Street Journal ha comprobado que en EEUU los insectos que habían desaparecido de los campos de cultivo gracias a los organismos genéticamente modificados (OGM) que los combatían sin requerir de insecticida adicional han regresado. En los primeros años del siglo XXI, gracias a una modificación de las semillas de cereales, plantas y verduras, los tecnólogos de la agricultura como el gigante de los OGM Monsanto habían permitido lograr que disminuyera el uso de los insecticidas contra plagas ya que los nuevos genes modificados alejaban a los parásitos. En 2005, el 25% de los campos de maíz del primer productor mundial todavía usaban insecticidas mientras solamente 5 años después esta cifra se redujo al 9%... Sin embargo, hoy parece que un parasito famoso y temido del maíz (el gusano de la raíz o Diabrotica) supo adaptarse para inmunizarse al gen que Monsanto desarrolló y muchísimos agricultores de EEUU tuvieron que volver a usar insecticida a partir de 2011. Es la revancha de la Naturaleza sobre los hombres y sus OGM.
  
                          
               La Diabrótica contra la cual el maíz transgénico Bt de Monsanto estaba protegido

En 2011, entomólogos de las universidades Iowa State University y University of Illinois fueron los primeros en reportar y documentar la resistencia del bicho a la cepa de maíz transgénico llamada Bt que comercializa Monsanto en todo el mundo para luchar contra una plaga común del maíz. Desde aquel entonces, los reportes de resistencia se acumulan en los estados de Illinois, Iowa y Minnesota, y cada uno se convierte en una alarma, ya que el problema puede ser grave para la producción. Efectivamente, en los últimos años el maíz transgénico servía de excelente barrera para controlar la plaga exitosamente. Era tan eficiente que el Departamento de Agricultura de los EEUU estima que los dos tercios de todos los campos de maíz incluyen el gen Bt anti-Diabrótica. Muchos observadores han sido testigos del crecimiento inesperado y del nuevo desarrollo de la Diabrótica en esos estados del Midwest. Pero varios se han negado a decir que era una prueba de la resistencia del gusano a la cepa de OGM, argumentando que se requiere de estudios cuidadosos y de inmunoensayos (prueba de detección de proteína) para confirmarlo.

"No me van a quitar tan fácilmente..."

Sin embargo, todos han concurrido en recomendar que era necesario volver a cambiar la estrategia de protección contra pestes y usar insecticidas como antes. El problema (y lo que probablemente hizo el maíz de Monsanto tan popular) es que el gusano se hizo muy resistente a la gran mayoría de los insecticidas y otras técnicas normalmente empleadas. Una estrategia que parece funcionar es mezclar varias técnicas como la rotación de las plantaciones (plantar un vez maíz, y luego otra planta de manera cíclica para evitar que se instalen los gusanos y sus larvas) y el uso de insecticidas en el suelo para matar a las larvas. Es una solución drástica y un claro paso atrás, pero “cuando uno pierde el 70% de su producción, es necesario” dice una víctima. Y lo que pierde (o va a perder) Monsanto, lo van a ganar las empresas que fabrican los pesticidas: el año pasado se duplicaron los ingresos del líder mundial y los demás vendieron 50% más en un solo año. Una de esas firmas, el gigante químico Bayer decidió asociarse hace varios años con Monsanto para recubrir sus semillas del maíz Bt con un pesticida fuerte (la clotianidina) para aumentar el control de la plaga desde el sembrado. Sin embargo, como en toda la historia de Monsanto, existen polémicas, sobre todo en Europa, diciendo que este procedimiento mata a colonias enteras de abejas por intoxicación, como el famoso DDT lo hacía con las aves.

El problema no es fácil de resolver entonces. Pero el maíz es un mercado importante en EEUU: se estima que hay alrededor de 40 millones de hectáreas de maíz (un 30% más en solamente 12 años) y el precio del maíz es el más alto actualmente de toda la historia. Además, el maíz está en la mayoría de los alimentos occidentales. Podemos imaginar entonces la amplitud del problema que el pequeño bicho está causando… Una buena lección de evolución.

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