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Friday, March 14, 2014

Fraude en las publicaciones científicas

Conozcan a Cyril Labbé. Con una punta de humor, podemos afirmar que es el Eduard Snowden de la comunidad científica. Hace poco, las casas editoriales de revistas científicas Springer y de la IEEE (Institute of Electrical and Electronics Engineering) anunciaron que van a quitar 120 artículos ya publicados en sus revistas por un problema bastante inusual. Los artículos científicos o “papers”, (decir “peipers”) han sido generados completamente por computadora, sin que alguien (humano) los escribiera. Es la primera vez que este tipo de revelación sale a la luz públicamente. Y el que descubrió el engaño es Cyril Labbé, un investigador en ciencia de la computación de Grenoble, en Francia. Labbé les avisó a los prestigiosos editores de Springer (de Alemania) y de la IEEE (EEUU) y ahora decidieron quitar esas publicaciones por no respetar las reglas.

El mecanismo de publicación de un trabajo científico por una revista indizada es un proceso bastante controlado. Cuando un científico o un grupo de investigadores manda sus resultados de trabajo a publicar, el manuscrito pasa por un(os) editor(es) que difunden el trabajo a otros expertos del tema que se encargan de revisar todo lo que se escribió en el artículo para verificar que es un reporte de trabajo serio, con experimentos correctamente conducidos, resultados verificables o reproducibles y coherentes con el estado del arte. También se verifica que no se ha publicado el trabajo antes (que es novedoso) y si se publica el trabajo se puede considerar que su contenido merece una difusión internacional para que se haga conocer a la comunidad científica entera (y al público en general si se puede). Publicar su trabajo en estas revistas de arbitraje por sus pares (peer-review) es vital para cualquier investigador, porque es la única retroalimentación que valga realmente la pena; es como una especie de evaluación por sus propios colegas. Ahora existe cierta competencia entre investigadores para ver quién publicará un resultado primero, o quién publica más, o en qué revista, quién tiene citas de su trabajo por otros, etc. Efectivamente, todo esto se ha convertido en una medida del nivel de cada investigador y en cierta forma de presión por publicar constantemente.

Eso puede quizás permitir entender por qué una(s) persona(s) puede llegar a buscar una forma de publicar en grandes cantidades a cualquier precio. Y por qué a alguien se le ocurre tomarse la molestia de producir un algoritmo computacional para escribir artículos en masa. Es exactamente lo que Cyril Labbé ha constatado. El utilizó uno de sus algoritmos para detectar si existía esa costumbre en las publicaciones científicas. Y encontró que por lo menos 120 artículos habían sido escritos por un código que combinaba palabras y frases para escribir artículos enteros. Los piratas (para darles un nombre) han utilizado un software llamado SCIgen inventado en 2005 por investigadores del MIT que aspiraba a demostrar que muchas conferencias aceptaban cualquier resumen de trabajo generado por computadora. Algunos de los que practicaban la producción de resúmenes sin sentido iban a conferencias para revelar el truco y burlarse de los organizadores (y criticar el sistema entero). Pero la broma se extendió y Labbé acaba de demostrar que como SCIgen es un programa libre se ha generalizado a la escritura de artículos completos por algunos piratas.

Evolución del número de artículos publicados (negro), retirados por error (azul) y retirados por fraude (rojo)
FUENTE: PLoS

Es difícil saber realmente cuántos artículos (¡y piratas!) han usado este método. Incluso se ha demostrado que algunos de los autores de esos papers falsos no sabían que estaban listados y afirman no tener nada que ver con esta práctica. Pero lo que se sabe es que la mayoría de los artículos se han presentado en conferencias chinas y tienen autores chinos. A pesar de haber contactado a esos investigadores, Labbé ha recibido muy pocas respuestas y entonces es difícil entender el origen (y la causa) de la producción de artículos falsos. Cuando contactó a los editores y revisores de las conferencias en cuestión, varios de ellos dijeron no saber que estaban inscritos como tal en las conferencias, que no habían ido ni revisado los trabajos publicados. O sea: ¡se utilizaron sus nombres sin que lo supieran! Lo peor es que la práctica no es nueva y era conocida, pero su escala es la que espanta a los expertos. Labbé había demostrado en 2010 que se podía crear un perfil de excelente investigador: inventó uno por completo y logró hacer que fuera uno de los 25 autores más citados del mundo ese año… Publicó esto para demostrar las fallas de un sistema que tiene probablemente demasiados trabajos que revisar para revisarlos cuidadosamente. Tres años después, un grupo de España utilizó la técnica de Labbé para aumentar sus propias citas y tener mejores perfiles de investigadores. Los cacharon. Ahora Labbé hizo una página para verificar que los artículos no han sido generados por SCIgen. No habrá excusa para decir que no se sabía que el trabajo era malo. Pero el daño está hecho… el sistema tiene fallas y se demostró. Todo por buscar una mejor imagen, un mejor reconocimiento o un incentivo económico (como es el caso en México). El año pasado, un artículo publicado en PNAS había explicado que el fraude científico se multiplicó por 10 desde el 1975...

El fraude país por país



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