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Friday, June 6, 2014

Cocinar nos da más energía

Los seres humanos somos los únicos que cocinan la mayor parte de su comida antes de ingerirla. No hablo solamente de darle sazón a un plato o elaborar recetas deliciosas para hacer que nuestra necesidad de nutrirnos sea asociada a un placer del paladar. Hablo de calentar, preparar la comida para comerla. Si observan bien, ningún animal prepara sus alimentos, ni un poco, pero nosotros pasamos mucho tiempo en aquello. ¿Por qué será? ¿Ya se lo habían preguntado? Varios científicos se han interesado en eso y han estudiado el origen de la cocina de los humanos. Profesor Richard Wrangham, autor del libro “Como cocinar nos hizo humanos” es uno de ellos. Como primatólogo, él estudiaba la evolución de nuestra raza humana desde la prehistoria y elaboró la hipótesis de que cocinar es una parte esencial de la evolución de la psicología humana y que hace 2 millones de años esta característica permitió llegar al Homo Erectus. Veamos por qué y cómo.

Aunque sea difícil saber por qué empezó el hombre prehistórico a cocinar sus alimentos, parece ser que este cambio permitió que todo el proceso de alimentación (desde la caza y cosecha a la digestión y absorción de nutrientes, pasando por la masticación) fuera más eficiente e hiciera evolucionar el ser humano. Efectivamente, preparar la comida, preservarla, cocinarla y calentarla ayuda a comer más fácil y digerir más rápidamente (¿se imaginan comerse una pechuga de pollo cruda con verduras sin cocer?). También cocinar permite evitar o por lo menos limitar infecciones si los alimentos no están tan frescos. Finalmente, el proceso de cocinar permite que el organismo use menos recursos y energía para esta necesidad y la teoría de Wrangham es que fue esto lo que permitió reducir el tamaño del tubo digestivo y de las mandíbulas mientras que dejaba crecer al cerebro. En su libro publicado en 2009, el Profesor de Harvard explica que el control de fuego que implica la cocina podría haber permitido un desarrollo diferente, alejando a los depredadores, sentando las bases de un estilo de vida más sedentario, poco a poco.


Entonces podemos decir que cocinar los alimentos cambia la ecuación de balance entre la nutrición y el consumo de energía por el organismo para realizar todas sus funciones. Se ha calculado que sin cocinar sus alimentos, una persona humana debería ingerir alrededor de 5 kilos de alimentos crudos para sobrevivir (sin tomar en cuenta las otras actividades). Wrangham dice en su libro que si cocinar el ser humano actual no podría reproducirse. Además, imagínense que esos 5 kilos representarían masticar alrededor de 6 horas al día de frutas, verduras (y quizás carne). Digo “quizás carne” porque no creo que quisiéramos masticar carne por lo que implicaría en gasto energético: el balance podría ser negativo porque gastaríamos más que ganaríamos. Al contrario, cocinar permitió reducir el tamaño de los intestinos, bastante grandes antes debido a la dieta esencialmente vegetariana. Además de la hipótesis del crecimiento cerebral, eso permitió que corriera Homo Erectus según el universitario de Harvard. Bueno, por supuesto hay que verlo en términos de evolución: los que nacieron con intestinos más pequeños sobrevivieron y se reprodujeron más que los demás porque gastaban menos energía… Además, el cerebro es la parte del cuerpo que más energía gasta, y como lo menciona Wrangham en su libro y en entrevistas: “no podemos tener cerebro si no cocemos, para proveer las calorías que él necesita, hay que cocinar”…

¿A qué se debe esto? No toda la comunidad científica está totalmente de acuerdo con esta teoría que Wrangham y otros investigadores han propuesto. Sin embargo, está demostrado que sí es cierto que si nosotros cosemos bien los cereales, granos o féculas que tienen almidón antes de comerlos, existe una ganancia neta de energía del 30% comparando con los mismos crudos. Eso se puede explicar por la forma de digerir esos alimentos: contienen grandes cadenas de glucosa que la digestión se encarga de recortar y dividir. Más largas las cadenas, más largo y pesado el proceso de digestión. Cocer estos alimentos abre las cadenas y nos hace una buena parte del trabajo, facilitando la digestión. Las moléculas que conforman nuestra comida se mueven más rápido bajo la influencia del calor, eso es Física. Entonces en la cocina cuando cocemos estamos rompiendo cadenas, empezando, ya, la digestión. Es también por eso que para bajar de peso hay que comer más alimentos crudos. Además de tener vitaminas provee nutrientes bien balanceados. Pero Wrangham nos advierte que un ser humano no puede nutrirse exclusivamente de esto, sobre todo en la infancia. Es peligroso.

En fin, cocer es bueno, cocinar es rico, y todo eso ayuda a pre-digerir y obtener más energía de la comida. Otro punto importante a no olvidar es que masticar bien y por un periodo más o menos largo permite sacar más provecho de los alimentos por las mismas razones. Las enzimas de la saliva empiezan el trabajo y hacen la digestión más ligera. Por supuesto, el hombre ha evolucionado más y ahora no necesita cocinar, encuentra cada vez más quien lo hace por él; pero eso es otro problema, ¿verdad?

Elaborado a partir de un artículo de BBC News.

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