Artículo publicado en el Liberal del Sur el domingo 12 de febrero de 2012.
Después del
artículo sobre las computadoras cuánticas (ver post anterior), decidimos
presentarles otra posible alternativa a las computadoras clásicas que podría
formar parte de nuestras vidas cotidianas en un futuro no tan lejano. Hoy volveremos
a hablar del tema muy interesante de las computadoras inteligentes o
bio-computadoras, basadas en las redes neuronales artificiales. La próxima
semana les daremos una visión un poco más detallada de lo que son esas redes
artificiales, capaces de aprender casi solas.
Se sabe bien que
las computadoras clásicas (las que se usan diario en todo el mundo para
trabajar, agilizar nuestras tareas, resolver problemas complejos y conectarnos)
tienen limitaciones. Aunque son capaces de calcular a una velocidad
vertiginosa, cometen errores y no son capaces de “aprender” solas. Solamente
pueden reproducir una forma de operar con la cual un programador les ha
habilitado. Hace dos años, dos publicaciones científicas1,2 han
reportado el desarrollo de un transistor electrónico funcionando como una
sinapsis humana. Efectivamente, fabricaron un microdispositivo que mímica el
comportamiento de nuestras células cerebrales. Basado en un compuesto orgánico
y nanopartículas de oro, esa tecnología podría conducir a una nueva generación de
computadoras y procesadores inspirados por las redes neuronales así como podría
permitir avances en medicina y biología autorizando la conexión de microestructuras
artificiales procesadas con tejidos biológicos. La era de las computadoras
inteligentes está por empezar.
Aprender, una tarea humana difícil para una
máquina
Según el famoso
dicho de Seneca “Errar es humano, caer en
el mismo error es diabólico”. Por lo tanto, desde el advenimiento de la
tecnología moderna, ella aspira a hacer desaparecer esa imperfección humana que
consiste en tener una propensión a equivocarse más o menos frecuentemente. Esa
tendencia puede presentar varias derivas, y prever un mundo dirigido completamente
por los robots y las maquinas inteligentes es un tema de predilección para la
ciencia ficción, que nos describe como esclavos de nuestras propias creaciones.
Afortunadamente, no siempre se pueden remplazar los ser humanos por maquinas
porque tenemos una enorme ventaja sobre aquellas: es la facultad de aprender a
medida que pasa el tiempo. Efectivamente, la experiencia y la educación nos permiten
memorizar nuevas situaciones y adaptarnos a ellas. En condiciones dadas,
aprendemos a no equivocarnos. Las maquinas, hasta la fecha, no lo pueden. Quién
ha usado un dispositivo electrónico con frecuencia en su vida tiene que haber
deseado poder enseñarle algo, educarlo, hacerlo entender cómo evitar sus fallas
repetitivas. Las computadoras son un buen ejemplo de equipo que siempre se va
a “equivocar” en situaciones dadas. Sin
embargo, cuando nos quejamos de las disfunciones habituales de esos aparatos,
olvidamos que son maquinas diseñadas por un ser humano no para pensar, sino
para efectuar algunas tareas automáticamente y desde luego responder de manera
exactamente idéntica a ciertas condiciones. Es por eso que si una computadora
se equivoca o se confunde, la falla proviene de un error humano, y casi siempre
bajo forma de mala programación inicial de la maquina.
La clave es adaptarse
Como lo dijo
bien Darwin, la clave es adaptarse para no desaparecer. Hace varias décadas que
se utiliza una técnica matemática muy poderosa para que los programas y modelos
puedan educarse y memorizar algo que un operador quiera enseñarles. Llamado red
neuronal artificial, ese proceso de educación artificial ha sido posible imitando
el aprendizaje constante del cerebro humano, es decir ejercitando el programa a
reconocer patrones de manera recurrente y a reconocer sus errores si se
equivoca. Presentaremos esta técnica con detalles la próxima semana.
Hoy en día, gracias
a esa técnica, ya se logran desarrollar modelos y estructuras completamente adaptivos
que no solamente logran no fallar en situaciones conocidas pero que también saben
analizar nuevas condiciones gracias a asociaciones de patrones similares.
Basándose en esa tecnología de neuronas artificiales capaces de aprender y
aprovechando los recientes avances en fabricación de transistores a escala
micro y nanoscópica, algunos investigadores están desarrollando neuronas y
sinapsis sintéticas como unidades primarias a la elaboración de un sistema
central complejo de alta densidad imitando la arquitectura y el funcionamiento
del cerebro: tratamiento centralizado de la información con conexiones paralelas
al extremo y capacidad de análisis en tiempo real. Una ventaja importante de
los nuevos dispositivos reportados estos últimos meses es que se elaboraron con
materiales plásticos flexibles y biocompatibles, es decir que se puede imaginar
su incorporación a tejidos biológicos para activación neuronal gracias a una
interfaz sin riesgo de contaminación. Es por eso que los recientes avances en
la fabricación de neuronas artificiales a escala nanométrica representan una
gran esperanza en la investigación de regeneración de células nerviosas y de
enfermedades neurodegenerativas.
1.
Chen
et al., Ionic/Electronic Hybrid Materials
Integrated in a Synaptic Transistor with Signal Processing and Learning
Functions, Adv. Mater. 2010, 22,
2448–2453.
2. Vuillaume et al., An Organic Nanoparticle Transistor Behaving
as a Biological Spiking Synapse, Adv. Funct. Mater. 2010, 20, 330–337.
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