Conocen el dicho “una
mente sana en un cuerpo sano”, aconsejándonos balancear nuestra vida entre
ejercicio físico y mental para estar en bueno estado de salud. Un estudio
publicado esta semana en la revista científica Psychological Medicine acaba
de comprobar que el ejercicio físico practicado de manera regular durante toda
la vida permite mantener nuestra mente sana en edades más avanzadas.
Población
envejeciendo
Ya que la población de muchos de los países
desarrollados está envejeciendo actualmente, en parte porque se vive más años
ahora con los avances en medicina y en nivel de vida general, existe una
preocupación creciente por los problemas sociales que pueden causar las
enfermedades que se presentan en edades más avanzadas. Los países que ofrecen
un seguro social público y quieren seguir garantizando la buena salud de su
población sin gastar más están estudiando como intervenir de manera más
temprana y eficiente en la forma de vivir de sus derechohabientes para evitar
esas enfermedades que pueden costar mucho dinero a los gobiernos. Desde hace
años, hemos observado numerosas intervenciones oficiales y programas públicos
para fomentar el ejercicio, la buena alimentación e higiene y de manera general
para cambiar malas costumbres que se pueden llegar a tener a veces en
sociedades modernas. Por ejemplo, es recomendado hacer ejercicio lo más
frecuentemente posible, ya que se comprobó que baja la probabilidad de
presentar enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, etc. El estudio
publicado esta semana por un grupo del King’s
College de Inglaterra dice que el ejercicio también permite bajar la
probabilidad de contractar enfermedades mentales.

Hacer
ejercicio para mejorar la salud mental
Ahora, el gobierno inglés recomienda que entre 19 y
64 años se haga ejercicio 150 minutos cada semana. Efectivamente, antes,
los estudios se enfocaban en los niveles e intensidad de ejercicios a realizar,
no en la frecuencia. Ahora, se habla de disciplina, de rigor en el número de
veces que se tiene que practicar ejercicio, ya no de número de horas. Incluso
si la frecuencia es más baja que la recomendada, si hay disciplina y se sigue
el ritmo durante toda la vida, la práctica mejora la salud mental. Uno de los
autores del estudio comenta efectivamente que para la gente que no puede o
no quiere hacer 2 horas y media, basta con seguir su propio ritmo y mantenerlo:
“Empezar con metas bajas al principio y
luego ir subiendo la frecuencia poco a poco podría ser un método más eficiente
para mejorar los niveles de ejercicio de una más amplia población”.
Finalmente, sí resultó claro que ejercicios intensos
y con frecuencia producen los mejores resultados. Ahora se requiere estudiar
clínicamente los efectos y beneficios del ejercicio para explicarlos. Pero
mientras: ¡hagamos ejercicio!
Más información en la página del King's College London.
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